Hoy he tenido turno de 10h a 17h. Es el más duro de todos porque te tragas lo peor de la mañana y de la tarde. Al menos tienes una maravillosa media hora para comer tranquilamente y escapar del ajetreo de la recepción.
No se de que me quejo, ultimamente todo funciona bien en el Bonterra.
La tercera visita no ha aparecido... vamos a por la cuarta.
Mañana recogemos a Elena del aeropuerto. Me daría mucha pena que cuando llegara ella se pusiera a llover sin parar, y es que se huele la tormenta en el aire. Todos los años por estas fechas cae una buena, no hay escapatoria.
Hoy Bartek y yo no hemos querido quedarnos toda la tarde en casa y nos hemos ido a relajarnos a la playa, pero no a la playa donde van todos, sino a una playa secreta donde podemos estar tranquilos y sentirnos ignorados por el mundo.
El ha nadado durante una larga hora y yo he leído la Historia de la Literatura Universal. Muy interesante pero poco incisiva. No se deja ninguna corriente por señalar, pero todo con alfileres y sin detalles.
No se nada. Los años, los siglos, la historia y los acontecimientos danzan el walz en mi cabeza sin ningún orden. Intento organizar mis ideas pero no soy capaz de separar la ensalada literaria que tengo en el cerebro. Por eso me llevo la Historia de la Literatura Universal a la playa, a ver si me ayuda a a hilar la tela de araña.