lunes, 12 de octubre de 2020

Yesterday


Hace tiempo que tenía esta película pendiente en mi lista de "Tienes que ver", pero no se por qué me negaba a hacerlo... nunca fui una fan de los Beatles, y por el trailer me parecía que la película iba a ser muy predecible. 

Pero vi en el cierre del telediario un trozo en el que el protagonista visitaba a John Lennon, y eso me picó la curiosidad, porque... ¿Quién no quiere volver a ver vivo a John? Aunque sea salido de la imaginación de alguien ¿Quién se puede resistir a saber que hubiera sido de ese hito si no hubiera muerto?

Así que hoy, día de la Hispanidad, un festivo más en esta pandemia que nos ha tocado vivir, me he puesto la peli y me ha absorbido de principio a fin.

¿Quién no ha soñado con volver al pasado y hacerse famoso con cosas que aun no han sido inventadas?

¡Yo sí! 

En esta película no hay maquinas del tiempo, sino que un acontecimiento espacial traslada al protagonista a una dimensión paralela en la que hay muchas cosas que no se han llegado a inventar, por ejemplo  (Spoiler Alert ) no existe el tabaco ni la Cocacola, ni Harry Potter.

Ya salió la idea de robarle las canciones a los Beatles en "Peggy Sue se casó" película en la que Kathleen Turner le regalaba la partitura de "She loves you" a Nicolas Cage para que triunfara en el mundo de la canción, y él quería cambiar el "yeah... yeah...yeah" del estribillo por un "you... you...you"

Seguro que Jack Barth (el creador de la historia en la que se ha basado el guión de "Yesterday") vio esa escena en su momento y la idea de la gran estafa se quedaría rondando en su cerebro durante años (como a mi) y de ahí salió nuestro Jack Malik, cantautor frustrado que se hace famoso en un mundo donde los Beatles nunca existieron. 

Argumento dulce y amargo en el que todos podríamos sentirnos identificados. ¿Quién no aprovecharía esa gran oportunidad? Me ha encantado sobre todo la lucha de Jack para recordar todas esas letras mágicas que se te quedan grabadas a base de escucharlas mil veces. ¿Quién no sabría canturrear de memoria "Let it be", "Hey Jude" o "It's been a hard day's night"? 

La cabeza ha empezado a darme vueltas, porque realmente los Beatles crearon canciones fantásticas, todos superhits imposibles de superar. Letras profundas, melodías pegadizas. ¿Vendrían ellos del futuro y le robarían esos superhits a varios autores que no habían triunfado aun? ¿habrían hecho un pacto con el diablo para fabricar ese maravilloso material?

En fin... que aunque el argumento sea básicamente ese, y no haya un final apoteósico ni grandes giros ni sorpresas, a todo amante de la música o todo aquel que soñara alguna vez con triunfar como músico le va a encantar esta película.

La aparición de Ed Sheeran es espectacular. No soy una gran fan suya, pero el chaval me cae bien. 

Y para quien no haya visto aun la película,  una pregunta de trivial... Si los Beatles y su música no hubieran existido nunca para influenciar a otros grupos ¿Qué otra banda de música inglesa no hubiera podido componer nada bueno? 

La respuesta en "Yesterday" de Danny Boyle (2019)


jueves, 25 de junio de 2020

Maíz

¿Más de tres meses compartiendo la vida con un gato lo convierten en familia?
El proceso ha sido extraño. Al principio tenía claro que el gato se volvía a su casa. Poco a poco y a ratos fantaseaba con la idea de quedármelo. Hubo momentos en que estaba convencida de ello.
La prueba está en la inversión que he hecho en el dichoso gato. Un rascador de dos metros, una fuente de agua corriente, un comedero con puerta automática, un arenero autolimpiable, una gatera para que entrara y saliera solo de la galería, una estantería nueva para que el arenero cupiera bien debajo...
Y he estado muy a punto de comprar el robot aspirador para pelo de mascotas.
Poco a poco se ha acostumbrado a mi. Al principio no me dejaba dormir y me despertaba de madrugada de malas formas, pero después de unas semanas empezó a respetar mis horas de sueño y cuando veía que empezaba a despertarme, se acercaba y chocaba su cabeza con la mía, y se restregaba su cuerpecito peludo contra mi cara. Me acompañaba a cualquier parte de la casa, fuera donde fuera, ahí estaba él tumbado, esperando mi siguiente paso. Me acompañaba durante mis jornadas laborales, sentado en la silla contigua, y sus ronroneos y ruidos me relajaban en los momentos de estrés.
Y llegó la hora de tomar la decisión, y mi cabeza pasaba del sí quiero al no quiero con una facilidad pasmosa. No me suele costar tanto tomar decisiones. Normalmente veo el camino bastante claro, pero en este caso... el camino era oscuro y lleno de curvas, y no podía ver el final. Demasiados contras, demasiada incertidumbre... me pasaba el día preguntándole a Maiz en voz alta “¿Pero tú quiereS quedarte conmigo?” Y él me miraba y seguidamente cerraba los ojos. No me dio nunca la señal que le pedía.

Fueron 3 opiniones las que me hicieron decidirme...
Una, el comentario de Antonia:”Devuélvelo, porque si después de 3 meses sigues teniendo dudas, es que no lo quieres de verdad. Si finalmente te lo quedas, ya me dirás cuál ha sido la razón que te ha convencido”

La segunda fue el de mi padre: “Devuélvelo porque no es nada cariñoso. Para tener un gato, al menos que te de cariño y que no sea un huraño interesado. Devuelve a Maiz y adopta un gato pequeño al que puedas amoldar a ti”

La tercera y última opinión que me hizo devolver a Maiz a la cafetería de gatos fue la mía.
Quería un gato porque la idea de tener un felino en mi hogar es parte del cuadro perfecto de la vida ideal que me he montado en mi cabeza. Pero... ¿sería ese gato feliz conmigo? ¿Le sabría yo dar lo que necesita? ¿O estaría sacrificando su existencia por un postureo absurdo?
Me sentía egoísta queriendo quedármelo.

Así que me hice la dura, me dije que estaba claro e informé a la cafetería de que devolvería a Maiz.
Hoy lo he llevado de vuelta.
Pobre. No ha llevado bien el cambio ha bufado a los otros gatos y se ha escondido asustado e infeliz debajo de un mueble.
Ni siquiera me ha dejado acariciarle. No me ha suplicado volver conmigo, no me ha maullado. Simplemente se ha alejado resignado, sin entender porque ya no estaba en su casa. Si fuera una persona diría que me miraba con odio. Debe pensar que le he traicionado.
Lo he dejado allí, casi sin sentir nada. Diciéndome a mi misma que es lo correcto y que de aquí a unos días estará mejor que nunca.

El golpe me ha sacudido al llegar a casa y verme sola.
Al darme cuenta de que ya nadie me perseguía por el pasillo. Al ver su asiento lleno de pelos vacío.
Mañana nadie me despertará con cabezazos ni maulliditos. Nadie mirará los pájaros por la ventana moviendo el rabo ni se dejará acariciar la barriguita tumbado boca arriba con los ojos cerrados.








domingo, 31 de mayo de 2020

De pandemias y estados de alarma

No he escrito nada durante estos dos últimos meses. Supongo que porque no tenía nada que aportar a tanta información que circula por las redes, y la situación es tan seria que no quería frivolizar con mis pensamientos. Pero a punto de entrar en la FASE 2, quisiera hacer un resumen de cómo me siento.

Primero fue el estado de alarma. De repente todo se cerraba, el trabajo caía en picado. Había incertidumbre y miedo. Me prohibí ir a ver a mis padres, me prohibí salir de compras, me prohibí salir. Punto.

En la empresa decidieron dejar que trabajáramos desde casa y de repente me encontré con un sueño hecho realidad. Quedarme en el bunquer de mi hogar para siempre. Durante un tiempo fui feliz. Empecé a comer bien, a hacer deporte en casa, a cuidarme, a meditar, a quererme de nuevo. MIs días estaban llenos de recetas de cocina, bricolage, videos de cuidados faciales y yoga. Aquello era un milagro, mi cerebro estaba en paz. Y miraba por la ventana y solo escuchaba el silencio de la naturaleza. Era como si mi más querido deseo se hubiera cumplido. El mundo entero se había parado y nos daba un tiempo para respirar tranquilos.

Además no estaba sola. Cuando todo esto empezó, había gatos sin hogar que necesitaban una casa de acogida. Decidí aceptar a Maiz en mi vida porque pensaba que solo iban a ser dos semanas. Me incomodaba la idea de tener una responsabilidad, un ser vivo que dependiera de mí. Pero al final, me enamoré. Maiz ha hecho de mi confinamiento un parque de juegos y ha despertado la ternura de mi corazón.

También he recuperado amistades y las he hecho más fuertes. La distancia nunca me había acercado tanto a la gente y me he encontrado con inmensas ganas de llamar a viejos amigos y saber de ellos.
Mi casa estaba limpia, y siempre he sabido, que tal como luce mi hogar, luce mi alma.
Hubo un momento en que todo eran cosas buenas...

Me costó darme cuenta de que había un lado malo. La economía y la política.
Mucha gente sin trabajo, sin saber lo que van a comer ese día. Familias enteras que no van a llegar a fin de mes.
Y un gobierno en pañales que parece estar jugando con nosotros, con una oposición que en lugar de ayudar y apoyar para guiarles en el camino correcto, se dedican a sacar más mierda, a acosar, a crear odio... Estoy viendo lo peor del ser humano en las redes y en las noticias...

Lo he visto en mi propia familia, que se ha resquebrajado un poco por ideales nocivos y odio visceral que ya viene implantado de serie. Imposible hacer razonar a la gente que no es capaz de ver más allá de lo que ellos quieren ver. La caverna de Platón.

Y el tiempo pasa, y lo que creo que es la mejor época de mi vida de repente se estropea y el cambio me golpea de lleno.

Volvemos a tener trabajo,  pero con menos recursos, por lo que no me es posible hacer bien las cosas y me angustio. La ansiedad vuelve. ¡A la mierda el deporte y el comer bien! ¡Se acabo la meditación y la autoestima! De repente ya no es tan fácil quererse a una misma y lo único que quiero ahora es dormir y que llegue otro milagro parecido a este de la pandemia.

Pero con un final mejor, por favor. Esta vez quiero un final feliz.

sábado, 7 de marzo de 2020

Buscándome en el pasado


De vez en cuando me cruzo con fotos del pasado y me lleno en parte de orgullo y en parte de tristeza. 
Miro hacia atrás intentando reconocerme. 
¿Esa era yo? ¿De verdad? ¿y dónde se ha metido esa persona hoy? 
Me imagino que sigue dentro de mí, encerrada en algún lugar oscuro y no consigue salir. 
¿Qué habría sido de ella si yo no hubiera conseguido atraparla aquí conmigo? Me la imagino guapa y healthy, con un trabajo relacionado con el arte: música, diseño, literatura, video... llegando a casa por las tardes feliz y llena de satisfacción, y al mirarse al espejo, le gusta lo que ve, le gusta en lo que se ha convertido.



miércoles, 4 de marzo de 2020

Profesora de mi corazón

Hoy me he enterado de que mi profesora de Literatura del instituto ha muerto.

En el último año tuvimos unas cuentas profesoras maravillosas, pero a Carmen Brugada le tenía especial cariño. En aquella época yo tenía la cabeza hecha un lío y estaba continuamente deprimida porque no encontraba mi sitio ni en clase ni en casa... estaba perdida.
La Lucía de aquel entonces no tenía medida ni filtros y solía decir lo que sentía sin pensar,  así que posiblemente en alguna conversación tonta de pasillo le dejaría caer a Carmen que me sentía mal en este mundo. Yo y mis dramas.

Al día siguiente, Carmen me sacó de clase y me llevó fuera del colegio en horas lectivas a tomar café. Tengo la imagen grabada en la memoria, de esa cafetería vacía y yo sentaba en un taburete con Carmen delante. No recuerdo muy bien como fue la conversación, pero le pregunté por qué lo hacía y aunque no lo recuerdo exactamente, me respondió algo así como “si una alumna está mal y necesita hablar es mi deber escuchar” Y yo me sentí tremendamente mejor.

Las profesoras son como segundas madres a las que les pierdes de vista en el fragor de la adolescencia. Pero si eran buenas, siempre se llevan en el corazón.

Espero Carmen,  que la vida te diera muchas alegrías, y que ahora estés en un lugar mejor y nos puedas ver desde el cielo, a los que te conocimos y te recordamos, como pequeños fuegos brillando en la oscuridad.

He encontrado este ángel en las páginas del libro de texto que usábamos en sus clases.


jueves, 9 de enero de 2020

Yo y yo misma, conmigo


Y aquí estoy, en Sirope, pasando tiempo de calidad con la persona más importante de mi vida.
 ¡Yo misma! He decidido invitarme a un café y a un zumo detox de Kale y Manzana, y acompañarlo de algo que me encanta, una tosta de salmón con aguacate. Y es que la suerte de invitarme a almorzar a mi misma es que no hay problemas con la comida porque sé exactamente lo que me gusta.
Así que aquí yo y yo misma, sentadas en la última mesa de la cafetería, estamos la mar de a gusto.

-¿Y como llevas las vacaciones?
-¡Ufff! De maravilla, pero ¡me faltan horas! La logística no me permite hacer todo lo que me gustaría. ¡Ni siquiera he comenzado a limpiar la casa!
-Si, te entiendo... esta tarde por ejemplo has quedado para un café con Antonia, y sin darte cuenta lo  has solapado con la hora de Fisio. ¡Que desastre! Y eso que llevas una agenda con las citas...
-Ya, ya... es lo que hay... sigues queriendo abarcar demasiadas cosas y siempre tratas de adaptarte tú a los demás.
-Pero eso no es malo...
-A veces si... ¿Escuchas a los de la mesa de al lado?
-¡Son Rusos! Cuatro rusos hablando en ruso. Esa lengua y su sonido tan vibrante, como el vuelo de mil abejas, hace que me relaje.
-Mmm... siiii... parece además que estamos en otro país, o en otra ciudad más cosmopolita.
-¿Y qué tiene de malo Castellón?
-En realidad... ¡nada! Con el tiempo se ha convertido en un buen lugar para vivir, con todas las oportunidades culturales necesarias para lo que tú y yo necesitamos. ¿Para que más?
-Si, y ver a nuestros amigos Elena y Fernando disfrutar de esta ciudad y sus rincones nos demuestra que Castellon es perfecto. No necesitamos más.
-No necesitamos más para lo que esperamos de nuestra vida. Tampoco pedimos mucho.
-¡Cierto! Nuestro objetivo para el 2020 es vivir como ermitañas. Meditar y pasear. Comer poco y dejar de lado las cosas materiales.
-¡Vaya! ¡Qué buen plan! ¿Crees que podrás conseguirlo?
-¡Debo hacerlo! Mi salud es lo más importante y me había olvidado de nosotras. Es imperativo que empiece a cuidarnos de una vez, a querernos y a pensar más en nosotras.
-Ya pero... tu sentido del compromiso con el resto del mundo hace que muchas veces te olvides de nosotras... ¡No lo puedes evitar!
-¡Pues tendré que hacerlo! Hay que decir “NO” a todo lo que vaya en contra de nuestra salud, tanto física como mental. ¡YA ESTÁ BIEN, HOMBRE!
-Jajajajaja! A ver cuanto duras!
-¡Ey! Tienes que apoyarme o no lo conseguiré.
-Tranquila, aquí estoy para lo que necesites. Te escuchare, te aconsejaré, y te perdonaré si te equivocas.
-Gracias! Eres la mejor!
-Lo se :)

miércoles, 1 de enero de 2020

Los Felices años 20 del siglo XXI

Parece una tontería, pero la simple idea de que esta década fue una etapa de prosperidad y alegría en el siglo pasado nos da la esperanza de que se vuelva a repetir ahora. Y es que tengo entendido que la vida es cíclica, por lo que las posibilidades de que este sea un año lleno de cosas buenas se multiplican.

Tengo muchas cosas programadas, y otras que están en el aire, pero que me hacen soñar:
Escribir, tocar, cantar, bailar, noches de cena y cine, viajar, bodas, gatos y algunas cosas más.

Mi objetivo es conseguir un orden en mi vida, en mi casa, en mi alimentación, en mi corazón.

Hoy escuché en la TV que el mejor regalo que le puedes hacer al mundo, es quererte a ti mismo. Y si lo piensas bien, es totalmente cierto, porque si una persona es feliz y se quiere, de ella solo saldrán cosas buenas que beneficiarán a los que le rodean.

Sería una bonita manera de arreglar el mundo. ¡Seamos felices! Este año al menos.

Próspero y feliz año 2020