Treinta y uno.
Como leí hace meses en un blog: "Ese +1 hace perder el vértigo que producen los 30"
Y en parte es cierto. El año pasado me obsesionaba la idea de dejar de tener veintitantos y pasar a formar parte de los treinta. Hoy ni siquiera he perdido el tiempo pensando, solo me he dedicado a relajarme y descansar. Por un día me he permitido ser egoista y apagar el teléfono, no mirar el ordenador ni pensar en nadie.
Bartek como regalo me ha llevado a recoger moras a la montaña, y luego al cine, cosa que aunque parezca banal no lo es en absoluto dado la fobia que tiene Bartek a las salas de cine llenas de gente que no saben comportarse.
Fuimos a ver "El ultimátum de Bourne" y disfruté como una niña. Me declaro fan de la serie, y es que después de ver bazofia tras bazofia, es heroico que saquen algo decente. Es como 007, pero algo más actual, más creible, mas prosaico.
Lo que yo no sabía es que al igual que James Bond, las aventuras de David Webb (alias Jason Bourne) también están por escrito. El autor: Robet Ludlum.
Cuando acabe con todos los libros que me han regalado mis hermanos (una serie de novelas y biografias de las Brontë) le buscaré.