viernes, 18 de junio de 2021

Con mi madre de copiloto.


 Querida mamá, mi dulce mamá,

hoy cuando íbamos por la rotonda de Tombatosals camino de Benicasim en el coche, paré en un paso de zebra para que pasara una chica joven, de aspecto hippie, con una guitarra colgada a su hombro. Le sorprendió que parara, me miró a los ojos mientras cruzaba, se puso la mano en el pecho y se inclinó un poco hacia adelante mientras me sonreía para darme las gracias.

Duró 3 segundos, pero fue hermoso, un momento mágico que me iluminó el corazón.  Y luego te iba a preguntar si habías visto lo que acababa de pasar para compartir contigo ese recuerdo, pero ibas hablando de tus cosas, tus dolores, tu cansancio, tu historias desde el „yo“ ... todo el trayecto igual...

Y ahora en la cama, dándole vueltas, y consciente de la pena  que me da verte sufrir, he llegado a la conclusión de que si dejarás de estar tan centrada en ti, verías más cosas bonitas del mundo que te harían feliz y mejorarían tu vida.

Pero eres una persona ensimismada y aferrada a las normas sociales, y me da pena, porque estoy segura de que si soltaras todo ese lastre y dejaras el ego de lado, verías cosas en el mundo exterior que te harían olvidar todos tus males, esos que te están torturando estos días, estos meses, estos años. 

Y ya se que es tarde para hacerte cambiar... pero si en la próxima vida yo soy tu madre y tú mi hija, prometo enseñarte a ser libre y mirar al exterior con otros ojos.