sábado, 2 de octubre de 2021

Benifornia

 

En mi vida me he encontrado con mucha gente con un don especial para la música. Gente que lleva tocando desde muy temprana edad y son capaces de escuchar una canción y al minuto saber que notas son y tocarla clavada. 

Yo me uní muy tarde a esto del rock and roll y aunque sé que canto bien, nunca he sido buena tocando instrumentos y me cuesta horrores recordar los acordes de una canción. Hasta ahora en todos los grupos que he tenido, estaba rodeada de “sabiondos” de la música, y siempre me he sentido cohibida, presionada y agobiada. En lugar de pasarlo bien, los ensayos se transformaban en exámenes en los que trataba de salir airosa, a veces sin conseguirlo, sabiendo que no estaba a la altura de mis compañeros. Pensaba que la música era así, un continuo test. Y aunque me gusta la idea romántica de tener una banda, había decidido no volver a tocar para no sentirme así de mal nunca más. 

Pero después de 7 años de haber aparcado mi bajo en su funda, Nico me ha convencido para volver a sacarlo y con él y Javi he descubierto un mundo en el que tocar es divertido. 

Sin presión, sin angustia, sin vergüenza y con muchas risas y unas cervecitas, nos hemos puesto a tocar y lo hemos pasado genial. Y además no sonaba nada mal ja ja ja. Aunque seguramente si alguien con el don musical viniera a vernos, nos diría que no damos ni una, pero… ¡oye! ¡Me importa un bledo!