viernes, 22 de agosto de 2014

Nuevo hogar

La semana que viene hago la mudanza oficialmente. Me voy de alquiler como todo hijo de vecino.
Me molesta la idea de haber pasado 10 años de mi vida montandome un hogar, creando el espacio que me representa, invirtiendo dinero y tiempo en decorarlo para que fuera un museo de recuerdos.
Todo ese esfuerzo para dejarlo finalmente en manos de otra persona e irme a vivir a un piso neutral, diseñado por otro, en el que no puedo modificar nada, ni hay espacio suficiente para mis cosas.
Pero he decidido que tengo que aferrarme menos a las cosas materiales.
Como le decía a mi amiga Elena el otro día: "Voy a quedarme menos en casa y voy a hacer que el mundo sea mi hogar"

domingo, 17 de agosto de 2014

Pequeños recuerdos

Tengo un montón de ideas en la cabeza para escribir entradas en el blog. Todos los días se me ocurren cosas que podrían desarrollarse como excelentes artículos. Pero no tengo tiempo, ni paciencia, ni ganas de dedicarle el tiempo necesario.
Tampoco me parece bien escribir un blog a base de lineas de teletipo,  como las que reciben los periodistas para escribir su historia.
Pero he llegado a la conclusión de que es eso o nada. Así que... ¡Adelante con las mini entradas!

Hace ya tiempo que soy consciente de que cada ser humano tiene un tipo de cerebro. Hay distintas clases de inteligencia y la sociedad ha fallado a la hora de dividir a estos seres humanos para ofrecerles opciones a la hora de desarrollar su inteligencia. A todos nos presionan para ir a la universidad, y si no vas, parece que eres una persona de segunda categoría. Pero no todos estamos hecho para estudiar y asimilar información y datos. Yo desde luego no lo estaba, y he perdido muchos años de mi vida estudiando cosas que no recuerdo. Nada. Cero. Ni un poquito.
Sin embargo, voy por la calle andando y recuerdo perfectamente a mi amigo Isra diciéndome en el verano del 2000: "Fíjate en todas esas alemanas con sandalias de tacón, con el talón completamente endurecido de haber llevado botas todo el invierno"
O recuerdo perfectamente la receta de huevos rellenos de atún que me dió una amiga de mi madre en un viaje a Valladolid cuando tenía 12 años.
O recuerdo esperar un buen rato en la puerta del apartamento de mi primo en el 90 porque me habían invitado a cenar en su casa él y su novia, y al parecer les pillé en mal momento. Yo era jovencita, y no lo entendí en ese momento. Pensaba que se estaban duchando y no oían el timbre. Pero el tener esos recuerdos me permite recapacitar sobre cosas del pasado y solucionar algunos puzzles que se quedan en la cabeza.
Son vivas imágenes, como películas que puedo ver una y otra vez. La mayoría me vienen a la cabeza sin querer, en momentos curiosos y sin conexión alguna. Como si mi cerebro jugara conmigo al escondite. Es bastante entretenido, podrían considerarse pequeños viajes en el tiempo.
Me acuerdo de esas situaciones a la perfección, y por el contrario, todos los días tengo que consultar en google como se escribe "bisagra" o si "a menudo" se escribe junto o separado. No hay manera de que asimile esas cosas que veo y escribo a diario. ¡Benditos autocorrectores!
Hace tiempo que he dejado de sentirme idiota, poco inteligente, o humana de segunda categoría. Se que tengo otro tipo de inteligencia que la sociedad no evalúa, ni puntúa, ni valora abiertamente.
Ojalá en un futuro cercano se pueda considerar la posibilidad de darles a elegir otro tipo de estudios u otro tipo de salidas para potenciar esos cerebros privilegiados con un don especial y diferente. Estoy segura de que habrá trabajos ideales para nosotros, trabajos difíciles de realizar para gente cuyo mayor logro sea asimilar datos inútiles.



martes, 12 de agosto de 2014

Noticias desde la otra vida

He pasado una transición bastante dura. Levantarme todos los días pronto y pasar 10 horas asimilando información ha sido agotador. Durante un mes he llegado a casa muerta y los fines de semana no era persona.

Para más INRI, la semana pasada me he encontrado llevando los mercados de otras personas que se iban de vacaciones y el mundo se me ha caído encima. He aprendido a base de bofetadas, y he tenido que ir sorteando todos los obstáculos a salto de mata. Toda una aventura que me ha llevado al borde de un ataque de nervios. La tensión se me salía por las orejas.

Ahora parece que empiezo a ver la luz.

No me cuesta tanto levantarme por las mañanas, ya no necesito planear con antelación lo que me voy a poner, y disfruto mucho del viaje de 10 minutos por la CV-21 entre montañas y bosques escuchando la radio.
La máquina de café de la oficina es maravillosa. Muele los granos en el momento y prepara unos cafés largos aromáticos y deliciosos por solo 30 céntimos.
Es otro pequeño placer de la mañana. Soy la primera en llegar y me siento en mi mesa a disfrutar de mi desayuno mientras abro el correo electrónico.
Luego empiezan a entrar pedidos y la mañana se pone en marcha. Pim, pam, pim, pam y ya es la hora de comer.
En el comedor nos juntamos muchas nacionalidades distintas, y la escasa hora que dura la pausa se hace muy amena. Tenemos catering de empresa! Un menú entero por 3.50eur. Aunque la mayoría de las veces salimos a comprar comida al Carrefour Express, y así nos damos una vuelta para tomar el aire. De vez en cuando nos permitimos el capricho de comer en la Era Blanca, un restaurante que hay muy cerca de la fábrica y que tiene menús caseros y sanos por 8.50euros. La tarta de galleta está para chuparse los dedos.
La tarde se hace mas dura. Todos tenemos ganas de que termine. Normalmente sobre las 18h algún ser celestial cierra el grifo de los pedidos y dejan de entrar poco a poco. A última hora, te queda el tiempo suficiente para rematar algunos temas, ordenar la oficina y comentar la jugada con los compañeros. Eso… si no has tenido ningún problema gordo… entonces es otra historia que no quiero detallar.
No hace mucho que ya no me siento un extra de “The Walking Dead” al salir del trabajo. Ahora cuando llego a casa aun me apetece dar una vuelta, salir de compras, tomarme una cervecita… incluso estoy pensando en volver a correr.
Por las noches cena-picnik, una película de culto en mi nueva Smart-Tv y sin terminarla, me quedo dormida.

Esta es mi vida por el momento. 
Me quedo con los 10 minutos en coche, mientras se levanta el sol escuchando algún clásico en Kiss FM, relajada y nerviosa al mismo tiempo, preguntándome ¿Con qué lío me encontraré hoy?