Treinta y dos

No hay nada como soplar las velas encima de un plato de ensaladilla rusa.

Fin de semana

El sábado salgo del trabajo corriendo para ir al apartamento de mis padres. Mi familia al completo me está esperando y nos hacemos una foto juntos. Después vamos al Sarao a tomar algo con Jose, Laura, Willy y su novia Maria. Luisito es un show y nos mantiene entretenidos toda la tarde. Se pasan las horas hablando del tiempo y nos reimos un montón. Sin darnos cuenta ya son las 8 y nos vamos a cenar con mis hermanos al pueblo. Encontramos una mesa libre en el "Ibiza", y elegimos tellinas, pan de ajo y tomate, puntilla, huevos rotos con patatas y jamón...

Bartek y yo nos despedimos y volvemos andando a casa. No tardamos en dormirnos.

El domingo no hacemos nada de nada en todo el día. Dormimos y vemos la tele. A las 8 Fernando nos llama para ir al cine. Quedamos con él en el Grao y antes salimos a tomarnos una hamburguesa y a lavar el coche que tiene una capa de basura incrustada. La peli no me gusta, me aburre. Argumento pobre, las escenas de acción me lian, las frases lapidarias me confunden. A Bartek sinembargo le gusta.

Volvemos a casa y el calor nos mata lentamente. Yo no tardo en dormirme. Dentro de poco tendremos ya el aire acondicionado y no volveremos a sufrir nunca mas.

08.08.08

Se exactamente donde estaba yo hace 20 años.

El 8 del 8 del 88 estaba en la iglesia de Santo Tomas con mis padres y grabé mis iniciales y la fecha en las escaleras de yeso que llevan al segundo piso, donde está el órgano y los coros. Tenía 11 años, a punto de cumplir 12.

Hoy he ido a sacar dinero al Bancaja del pueblo y he pasado por delante de la iglesia. Al sonar las campanas de las 20h me ha venido a la memoria aquel verano del 88 y he querido mirar si las iniciales seguian allí grabadas, pero la puerta que sube al coro estaba cerrada.

En un cuento de hadas, si volviera a entrar a la iglesia a tocar las iniciales a la misma hora el mismo día del mismo mes, la protagonista volvería al pasado transformada en una niña de 11 años y podría volver a vivir su vida otra vez.