miércoles, 17 de octubre de 2012

De vacaciones

El lunes pasado empecé las vacaciones que van a durar 4 semanas. Aun tengo el sentimiento amargo de los últimos detalles sin zanjar del trabajo. Unos cuantos días mas y quedarán en el olvido.
Esta semana es una preparación a la locura que empezará el domingo que viene. Voy a visitar 3 capitales europeas en 10 días. Bueno... en realidad voy a visitar a amigos, las ciudades son lo de menos. No hay nada que no se pueda ver en National Geographic, pero abrazar a una amiga que hace tiempo que no ves y tomarse un café con ella cara a cara, no tiene precio.
Lo mas emocionante será viajar, y alejarse del mundo conocido, del hogar y las frustraciones. Descubrirme a mi misma y serme fiel, apoyarme, confiar en mi...
De repente el YO cobra fuerza y se convierte en lo único importante en estas vacaciones. Desgraciadamente se por experiencia que el tiempo pasa como un soplo de aire y en breve y sin darme cuenta ya estaré otra vez metida en la rutina diaria tan odiosa. A no ser que el destino tenga alguna sorpresa destinada para mi, algo inesperado que cambie definitivamente el resto de mi vida.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Con la muerte en los talones

Pasado ya el verano y en pleno otoño miro atrás y veo... nada.
Julio y agosto han sido un agujero negro que se tragó todas las eternas horas que solían durar los veranos.
Ahora planeando mis vacaciones me pregunto si pasarán igual de rápido.
Cuanto más mayores nos hacemos más rápido pasa el tiempo y las cosas dejan de tener sentido de repente. Lo veo en mis clientes, mayores, felices, viviendo el día a día más y mejor que yo. Y sin embargo ajenos al tic tac del reloj que llevan encima de la cabeza.
La semana pasada echaba pestes de una clienta, bastante insoportable la mujer, que no apareció el día de llegada prevista. Aunque no cogía el teléfono le mantuvimos la reserva a regañadientes esperando que entrara, por sorpresa como si nada, cualquier día de estos. Pasada una semana se me ocurrió preguntar a un cliente de confianza si sabía algo de ella.
-Te acuerdas de esa mujer odiosa con la silla electrica y el perro?
-Si, se ha muerto este verano- me contestó mi cliente de confianza.
Silencio.
-Voy a ir al infierno-dije finalmente yo con las manos en la cabeza.
Hoy es mi día libre, y mi compañera Paula me ha llamado para decirme que esta mañana se ha muerto el Señor Breemerkamp, un cliente que lleva muchos años viniendo y con los que tenía una ligera relación de simples conocidos. El era un holandés bajito y fuerte, moreno, con bastante pelo en la cabeza, joven a mi parecer. Se ha levantado por la mañana y al ir a beber un vaso de agua se ha desplomado. UN compañero de mantenimiento le ha intentado reanimar, pero cuando llegó el médico ya estaba muerto. Rust in vrede Mijnheer Breemerkamp.
Mi compañera de trabajo me ha llamado para contármelo y me ha ofrecido pasarme a la señora al teléfono pero no he querido. Tampoco voy a ir a verla hoy. Mañana antes de entrar en la oficina iré a darle el pésame. No quiero implicarme y no quiero que esto me afecte mas de lo necesario.
Tenemos 600 abuelitos en el camping, de los cuales tengo una buena relación con un 40% de ellos. Estadísticamente muchos morirán antes que yo. Me niego a asumirlo. Para mi seguirán vivos, en sus correspondientes paises, felices y ajenos, contando los días para volver a España a pasar el invierno.
Consciente de que la vida son dos días, me siento un poco culpable por dejar que el tiempo pase "meaningless" a través de mi. Debería tomar una decisión, apartar los sentimientos y ser racional por una vez en la vida. Mandar el corazón a freir espárragos y hacer lo que me dicta el cerebro. Sería entonces mas feliz.
Seguro, aunque ahora no me lo pueda imaginar.