sábado, 2 de octubre de 2021

Benifornia

 

En mi vida me he encontrado con mucha gente con un don especial para la música. Gente que lleva tocando desde muy temprana edad y son capaces de escuchar una canción y al minuto saber que notas son y tocarla clavada. 

Yo me uní muy tarde a esto del rock and roll y aunque sé que canto bien, nunca he sido buena tocando instrumentos y me cuesta horrores recordar los acordes de una canción. Hasta ahora en todos los grupos que he tenido, estaba rodeada de “sabiondos” de la música, y siempre me he sentido cohibida, presionada y agobiada. En lugar de pasarlo bien, los ensayos se transformaban en exámenes en los que trataba de salir airosa, a veces sin conseguirlo, sabiendo que no estaba a la altura de mis compañeros. Pensaba que la música era así, un continuo test. Y aunque me gusta la idea romántica de tener una banda, había decidido no volver a tocar para no sentirme así de mal nunca más. 

Pero después de 7 años de haber aparcado mi bajo en su funda, Nico me ha convencido para volver a sacarlo y con él y Javi he descubierto un mundo en el que tocar es divertido. 

Sin presión, sin angustia, sin vergüenza y con muchas risas y unas cervecitas, nos hemos puesto a tocar y lo hemos pasado genial. Y además no sonaba nada mal ja ja ja. Aunque seguramente si alguien con el don musical viniera a vernos, nos diría que no damos ni una, pero… ¡oye! ¡Me importa un bledo!

viernes, 18 de junio de 2021

Con mi madre de copiloto.


 Querida mamá, mi dulce mamá,

hoy cuando íbamos por la rotonda de Tombatosals camino de Benicasim en el coche, paré en un paso de zebra para que pasara una chica joven, de aspecto hippie, con una guitarra colgada a su hombro. Le sorprendió que parara, me miró a los ojos mientras cruzaba, se puso la mano en el pecho y se inclinó un poco hacia adelante mientras me sonreía para darme las gracias.

Duró 3 segundos, pero fue hermoso, un momento mágico que me iluminó el corazón.  Y luego te iba a preguntar si habías visto lo que acababa de pasar para compartir contigo ese recuerdo, pero ibas hablando de tus cosas, tus dolores, tu cansancio, tu historias desde el „yo“ ... todo el trayecto igual...

Y ahora en la cama, dándole vueltas, y consciente de la pena  que me da verte sufrir, he llegado a la conclusión de que si dejarás de estar tan centrada en ti, verías más cosas bonitas del mundo que te harían feliz y mejorarían tu vida.

Pero eres una persona ensimismada y aferrada a las normas sociales, y me da pena, porque estoy segura de que si soltaras todo ese lastre y dejaras el ego de lado, verías cosas en el mundo exterior que te harían olvidar todos tus males, esos que te están torturando estos días, estos meses, estos años. 

Y ya se que es tarde para hacerte cambiar... pero si en la próxima vida yo soy tu madre y tú mi hija, prometo enseñarte a ser libre y mirar al exterior con otros ojos.




viernes, 1 de enero de 2021

Adiós querido 2020, te echaré de menos

Veo muchos mensajes en Instagram de rechazo al 2020, en lugar de felicitar el año nuevo, nos felicitamos por haber dejado atrás el viejo. 
Y yo sin embargo pienso que ha sido uno de los mejores años de mi vida.

El 2020 ha sido el año que viajé a Madrid y vi el templo de Debod y comí churros con chocolate y vi una obra desternillante en La Latina.

Ha sido el año en el que he tenido 2 gatos en casa que me han hecho aprender mucho de mi misma y de compartir, convivir y comunicar con los ojos.

Ha sido el año en el que Bartek y yo hemos vuelto juntos, para no dejarlo nunca más y hemos compartido momentos especiales como los conciertos al aire libre del Seda Jazz en Valencia.

Ha sido el año en el que mi amiga Emma se casó y en el que canté en su boda con el Ukelele "I can't help falling in love with you".


Ha sido el año en el que hemos estado confinados y a la vez más conectados que nunca. En el que hemos apreciado la vida y hemos valorado cada segundo en compañía. 
Para mi el confinamiento ha sido aun más significativo. He descubierto que me gusta estar sola, que mirar por la ventana y no ver a nadie, ni escuchar nada, me hacía feliz. 

Ha sido el año del Teletrabajo, de reducción de horario (por fin), de nuevos compañeros de trabajo, y nuevos retos. 

El COVID ha sido el escenario de fondo, el actor secundario, la cortina de humo que lo ha removido todo haciendo que la rutina se fuera a la mierda, dando pie a una nueva esperanza de cambio. 

A pesar de todo, no he conseguido cambiar todo lo que quería y estar bien conmigo misma, ser quien quiero ser... Aun queda por hacer mucho trabajo pero el 2020 ha sido el trampolín perfecto para empezar por el buen camino. 

¿Y cuáles son mis deseos para el 2021? Más cambios, si! muchos más! Y más obras de teatro y más conciertos de jazz.