sábado, 9 de junio de 2018

Los héroes de nuestra vida

El Capitan de Tráfico de Lugo se fue a Portomarín a pasar el día con su mujer y sus tres hijos de 4, 6 y 7 años. Era un sábado de Septiembre de 1970. El capitán no había pedido permiso para salir de su destino, pero como no estaba de servicio y estando a 30 Km de Lugo, tomó el riesgo para aprovechar ese día tan bueno, y dejar que sus hijos disfrutaran de los últimos días del verano. La vida son riesgos, y el Capitán siempre con buen juicio, sabía cuando podía tomarlos. 

Allí estaban, en la piscina nueva de Portomarín, tumbados en unas hamacas, los niños jugando en los columpios, algunas personas más, haciendo lo mismo...  un día tranquilo en la Tierra. La paz la perturban un grupo de personas celebrando algo, bailando y bebiendo al lado de la piscina.
De repente una mujer del grupo sale del agua gritando: "¡Socorro!, ¡Se está ahogando!", el Capitán se levanta y se acerca corriendo. 
Hay personas alrededor, todos mirando dentro de la piscina. En el fondo, a dos metros de profundidad, se ve una figura oscura, quieta, dormida, como un peso muerto. El Capitán piensa rápido: "No soy buen nadador, en la academia militar nadie pensó que fuera necesario aprender a nadar. Si me lanzo a cogerlo y por alguna razón me agarra y no puedo subirlo, moriremos ahogados los dos. ¿Y que hará entonces mi familia?" Con el rabillo del ojo ve que hay unas doce personas. Nadie hace nada, pero él ya está en marcha. Corre al coche que lo tenía aparcado a unos metros y saca del maletero una cuerda que llevaba en caso de que necesitara que lo remolcaran. En 1970 las grúas no eran fáciles de encontrar, y el Capitán siempre ha sido muy previsor. Corre con la cuerda a la piscina, cada segundo cuenta, se la ata a la cintura y le da el otro extremo a su mujer y a sus hijos. Sin pensarlo más, se lanza de cabeza al agua, sabe que necesita tirarse con fuerza para llegar, si se queda a mitad no conseguirá nadar hasta el fondo, pero... ¡Lo ha conseguido! en un segundo ya esta al lado del hombre que permanece inerte. Le agarra de las muñecas y su familia que está viendo la maniobra a través del agua, empiezan a tirar de la cuerda. Nada más llegar a la superficie, lo sacan entre todos, está inconsciente y no respira. El Capitán comienza la maniobra de recuperación, presiona con fuerza los pulmones, no hay reacción pero insiste. Después de unos segundos que parecen horas, empieza a salir agua por la boca del hombre, y de repente con una tos recupera la consciencia. Está aturdido, pero puede hablar. Todo ha pasado tan deprisa que sus amigos están en shock. Alguien ha llamado a urgencias, y aparece la Guardia Civil. El Capitán ve acercarse a un Sargento y con pocas ganas de dar explicaciones le dice a su familia que recojan. "Solo faltaba que saliera mi nombre en las noticias para que mis superiores me pregunten que estaba haciendo yo allí." Para él, su actuación no era más que cumplimiento del deber y no quiere reconocimiento alguno. Así que desaparecen en mitad de la confusión antes de que nadie le pudiera dar las gracias por salvar la vida a un hombre.

El Capitán de Tráfico Merino tiene ahora 82 años y se jubiló de Coronel con muchas más hazañas a su espalda. Pero de esta historia me acabo de enterar ahora, y solo porque a mi hermano se le ha ocurrido comentarlo en un chat a raíz de un viaje a Portomarín. "Allí fue donde papá salvó a un hombre de ahogarse"

A veces los héroes están más cerca de lo que pensamos.