sábado, 14 de abril de 2018

El Titanic se hundió en Abril

Hoy antes de media noche, se cumplen 106 años del choque del Titanic con el Icberg. 
Mi abuela Pepa tenía entonces 14 años ¿Qué pensaría ella? Escucharía la noticia en la calle? ¿Lo hablaría con sus amigas de la aldea? ¿Rezaría con su corazón inocente por las almas de las víctimas? 
Pues no lo se...  
Me doy cuenta de que no se casi nada de mi abuela. A pesar de lo mucho que la quería, y del tiempo que pasé con ella (que fueron más de 20 años) no la llegué a conocer del todo. Y ahora me invade la curiosidad... 
Llegada al meridiano de mi vida, no hago nada más que pensar en el pasado, y quisiera conocerlo todo, cada historia, cada secreto, cada sentimiento oculto... Y pregunto, y escucho y trato de retener la información para poder hacerme una idea de lo que eran otros tiempos, aquellos que han desembocado en nuestras vidas, que han hecho que mi camino acabara aquí, un sábado de Abril, ventoso, semi-soleado, en Benicassim, escribiendo en mi ordenador y pensando en el hundimiento del TITANIC.


El tiempo es Elastico, cada vez me parece más cierto. Con los conocimientos y la práctica adecuada podemos hacer que un minuto se convierta en una hora, y que los días pasen lentos y la vida sea eterna, como los veranos de nuestra infancia en los que percibíamos julio y agosto como un año entero. Recuerdo estar en clase, en segundo de EGB, en 1983 y al escribir la fecha en el cuaderno, pensar que debíamos de estar en 1985 porque me parecía que habían pasado ya un par de años en los últimos meses.
Esa sensación es la que quiero volver a tener, la de desorientación, como si el tiempo que han inventado los hombres no pudiera medir mi vida. Tener mi propia escala, llevar mi propio reloj, elegir la edad que tengo y el año en que quiero vivir. 

Naturalmente, no es posible. Al menos en este mundo...