sábado, 30 de junio de 2007

de Boda

Ayer fuimos a la boda de Patri y Juan en Mas del Pi y ¡Que bien lo pasamos!
El decorado era fabuloso, y el tiempo acompañaba, el sol del artardecer, el aire fresco, la música de violines al aire libre... Los casaba la tía de Patricia, que es juez de paz, y el discurso fue muy emotivo, estuvieron todos a punto de llorar.
La gente iba muy guapa y se respiraba alegría por todas partes. Mis compañeros y yo eramos una piña, nunca me había sentido tan agusto en una boda. A veces me preguto como el destino ha podido juntar tantas buenas personas para trabajar en un mismo sitio. Me siento como en casa cuando estoy con ellos, no hay malicia ni lios, ni secretos.
Patricia iba como una princesa de cuento, una Rapunzel dibujada por John William Waterhouse. El vestido era muy de ella, muy romantico, muy Patricia, y cuando llegó por la alfonbra roja me emocioné de verdad. ¡Que bonito!
Además la ceremonia no se hizo muy larga, porque los discursos eran amenos y muy sentidos. Todo el mundo prestaba atención.
Cuando acabó los camareros empezaron a desfilar con bandejas llenas de comida deliciosa. ¡Nunca había comido tanto y tan bien antes de empezar a cenar! Y la cena "¡Merveilleux!".
Tengo que resaltar el trabajo y la profesionalidad de los camareros. Da gusto ver que hay gente que se toma en serio este oficio, y lo hace tan bien. Se movían rapidamente pero sin llamar la atención entre las mesas, sin hacerse notar, como fantasmas, y en un segundo las perssonas estaban todas servidas o recogidas. La chica que nos tomó nota de los cafes y las copas lo hizo de un tirón a toda la mesa y de memoria, y luego sirvió cada cosa a quien tocaba. Si hubiera alguna forma de felicitarles, lo haría.
Pero en realidad, a quien tengo que aplaudir es a mi queridisima hermana Salomé.
Ayer salí del trabajo a las 15h con un estrés del copón, sabiendo que todo lo que normalmente me ocupa un día de preparativos iba a tener que hacerlo en unas pocas horas. Elegir mi ropa, las medias, los zapatos, las joyas, ayudar a Bartek a elegir lo suyo, plancharlo todo, maquillarme, etc etc...
Pues cuando llegué a casa mi hermana había desplegado encima de la cama toda una serie de opciones y había seleccionado las mejores convinaciones y colores. Lo había planchado todo e incluso le había comprado una corbata a Bartek a juego con mi vestido.
Ella me maquilló con sus pinturas y con mucho cuidado me dejó como una pitiminí.
De verdad que me transformó en otra persona, y el haber estado ahí aconsejandome y ayudandome hizo que saliera de casa relajada y con ganas de pasarmelo bien.
Muchas gracias Salomé, ¡Eres la mejor hermana del mundo!