Esta metáfora que he encontrado en "Brooklyn Follies" comparando los meses del año con las edades de los hombres me ha llamado la atención. Tanto que la he leido más de seis veces seguidas, y ahora quiero dejarla aquí grabada para leerla cuando Bartek y yo estemos en el octubre de nuestra vida.
[...] Las relaciones sexuales entre gente mayor pueden pasar por situaciones molestas o de cómica indolencia, pero también poseen una ternura que suele escapársele a los jóvenes. Pueden tenerse los pechos caídos, o la picha pendulona, pero la piel sigue siendo piel, y cuando alguien que te gusta te acaricia, te abraza o te besa en la boca, te sigues derritiendo de la misma manera que cuando creías que ibas a vivir eternamente. Joyce y yo no habíamos llegado al diciembre de nuestra vida, pero no cabía duda de que mayo quedaba bastante atrás. Lo que compartíamos era una tarde de últimos de octubre, uno de esos luminosos días de otoño con un vívido cielo azul, un aire fresco y tonificante, y un millón de hojas aún adheridas a los árboles: marrones en su mayor parte, pero todavía con suficientes tonos dorados, rojízos y amarillos para tener ganas de estar al aire libre lo más posible. [...]
PAUL AUSTER "Brooklyn Follies"