El domingo 28 de octubre de 1984 mi madre me dijo que me había grabado (en nuestro vídeo Betamax) el primer capítulo de una serie que me iba a gustar mucho. Ese día hacía exactamente 2 meses que tenía 8 años. Me sorprendió el interés de mi madre, y sobretodo me llenó de curiosidad
… ¿qué tipo de serie sería?
Nada sabía la niña de entonces lo que iba a suponer "Candy Candy" en su vida… se convirtió en una obsesión y grababa y veía una y otra vez todos los episodios.
Crecí queriendo ser como Candy, era mi modelo a seguir, y me gustaba todo lo relacionado con ella, hasta me sabía la canción en japonés de memorieta..
Candy era una niña inocente, valiente, divertida, positiva, entusiasta, trabajadora, y era tan bondadosa que rayaba en lo absurdo. Veía lo bueno en todos los que la rodeaban. Aunque fueran ratas malvadas, ella les perdonaba y ponía siempre la otra mejilla. Crecí pensando que esa era la forma correcta de vivir la vida.
Ahora, adicta a los “doramas” japoneses, me doy cuenta de que ese papel de chica angelical con alma pura se repite continuamente. Será un rol clásico en la cultura de Japón. El personaje vive rodeado de mala gente, envidiosos que le odian sin razón y le quieren hacer la vida imposible. Pero el destino hace que supere todas las trabas manteniendo su alma pura y su intachable conducta. Al final consigue lo que quiere, hereda una fortuna y se casa con el principe.
Mirando para atrás, veo mucho de Candy en la Lucía adolescente. Creía que haciendo las cosas bien, siendo transparente y buena persona, como la heroína de la serie, al final todo me saldría bien. Pero la vida real no es así, y la Lucía-Candy sufrió decepción tras decepción. Emperrada en hacer las cosas "bien" me llevé unas cuantas sorpresas desagradables.
Conclusión: Candy es ficción. Quizás si mi madre no me hubiera grabado aquel primer episodio, hubiera crecido con otro carácter y hubiera sabido defenderme mejor en este mundo de mierda.
¿Qué personaje de serie de los 80 querrías ser?