Hoy he aprendido una expresión nueva en alemán: "Zwischen den Tagen", son los días entre Navidad y Fin de año, esos que no cuentan, que no son festivos ni tienen nada de especial, pero que la gente disfruta igual, de vacaciones, de fiesta, de bacanal...
En días como estos yo lo tengo crudo, porque intento acoplarme a la vida de los demás, pero además tengo que lidiar con mi rutina de trabajo diaria. Ayer por ejemplo.
Me levanté a las 6am para llevar a Bartek a la estación. De allí me fui directamente al trabajo, hasta las 15h. Del trabajo a casa de Blanca a cuidar a sus hijos, y de la casa de Blanca al Etrusco a cenar con mis hermanos. Nada mas llegar me engullí un tercio para ver si me despejaba porque estaba a punto de caer redonda de sueño. Al final me animé y entre mis sobrinas y mis hermanos pasamos una horas muy divertidas.
Al salir del restaurante fuimos testigos de un pequeño accidente. A 100 metros de donde estábamos todos despidiéndonos un chico de aspecto descuidado que iba en bicicleta con un litro de cerveza en la mano se cayó. Cuando escuchamos el ruido y miramos en esa dirección, el chico ya estaba en el suelo, y la caída debió ser bastante aparatosa porque la bicicleta acabó del revés y la botella se le rompió en pedazos dejando una mancha enorme de cerveza en el suelo. Ninguno de nosotros movió un dedo. Mi instinto le susurró a mi cerebro que debería acercarme y ayudarle, pero mi cerebro dijo que na-nai. Miré a mi al rededor y ninguno de mis hermanos, ni de la gente que estaba en la puerta del restaurante parecía tener intención de hacer algo. Todos mirábamos asumiendo que era un vagabundo borracho, un loco, o algo peor.
El chico se puso en pie como pudo, murmurando, su ego dolido. Levantó la bici del suelo, y caminó hacia nosotros con un cigarro en la mano, como si no hubiera ocurrido nada.
-"¿Tenéis fuego?"
Y de cerca parecía mas normal. Joven, desaliñado, alternativo, borracho... ¿no deberíamos haberle socorrido?
Cuando pasamos al lado del lugar donde se había caído, miramos la botella de cerveza rota en el suelo y había sangre al lado de los cristales. Me sentí fatal.
¿Me estaré deshumanizando? ¿Dónde ha acabado esa niña confiada y amable que solía ayudar a las ancianas desconocidas por la calle a llevar las bolsas de la compra hasta su casa? ¿Dónde le ha llevado la vida? La realidad le ha aplastado el corazón hasta convertirlo en un carbón negro y duro.
Y para acabar con mas mala leche aun, esta tarde he descubierto que mi Facebook se ha vuelto a activar solo ¡¿Pero que clase de magia negra es esta?! Cuando entré a desactivarlo de nuevo ya tenía unas cuantas notificaciones y un par de mensajes. ¡ARRRRRGGGG!
He cambiado la contraseña. Si vuelve a ocurrir pensaré seriamente en pedirle a Obama que me deje en paz (;P @fizquierdo79).
Y a pesar de que hoy ha hecho sol, mi cabeza no ha tenido un buen día. Veremos mañana.