Es la una menos 20 de la noche, acabo de volver de una reunión de la comunidad de vecinos que empezó a las 8 de la tarde. Durante esas mas de 4 horas en las que pasamos del sol molesto al fresco de la noche, se habló de todo. Y lo curioso es que después de 3 años por fin consigues cogerle el hilo a las historias de cada uno, los lios, los intereses, las manías... Menuda jungla. Pero el caso es que sentirse parte de un grupo es reconfortante. Eso de dar tu opinión, votar, salir elegida vocal de tu portal y tomar decisiones sobre proyectos de mejora en la urbanización... te hace sentirte segura frente al mundo.
Reunidos en la glorieta, todos los propietarios, me da por mirar por encima del hombro a los alquilados que pasan por nuestro lado ajenos a la unión mística que está teniendo lugar...
Otra vez vocal... ¡Maldita sea!