La expectativa de comerme las uvas solita en mi casa cambió cuando Eze apareció en mi trabajo con un brezel recien traido de Suiza. Después de tan delicioso manjar decidí pasarme por la casa de Jorge donde iba a cenar junto con Sergio y Perfecto.
Buena música, bailoteo, muchas risas y cotillón. Los 5 hicimos el gamba de lo lindo.
Lo mejor de la noche fue a la hora de las campanadas. La Tv no funcionaba y nos tomamos las uvas al ritmo de "Teenage wasteland" de The Who. En fin, algo memorable. Una escasa horita junto alunos amigos que tengo un poco descuidados.
Este año tengo que salir más.