Viendo desde mi ventana a los niños bañarse en la piscina de nuestro residencial se me ocurrió pensar lo estupendo que sería desdoblarse en dos personas. De repente seriamos dos. YO, la de siempre, que trabaja, limpia la casa, hace las compras y esta casada, y otra persona que podría escoger al gusto. Elijo que fuera una niña de 6 años, inocente y sin responsabilidades. Ahora mismo estaría bañandome en la piscina mientras mi supuesta madre (que sería yo misma) estaría en la reunión de la comunidad de vecinos sufriendo la verborrea de los mayores. Me imagino las posibilidades de ese desdoblamiento. Dos vidas para vivir. Una nueva oportunidad para aprender de los errores cometidos. No tendría que preocuparme demasiado de mi tren que se va sin mi porque siempre podría volver a cogerlo mi otro yo en un futuro próximo.