sábado, 27 de julio de 2019

Diarios


Durante más de 20 años me dediqué a escribir diarios con todo lo que pasaba por mi cabeza. Desde los 14 años hasta hace bien poco. Los tengo todos alineados en una estantería de mi salón.
Supongo que cuando empecé a escribirlos tenía algún objetivo, pensé que algún día serían testimonio de una generación, que tendrían importancia para el mundo, como el diario de Ana Frank.
Ahora los releo y aunque no dejan de ser curiosos, están llenos de gilipolleces que no le van a interesar nunca a nadie. ¿Quien querría leer sobre las aventuras y desventuras de una persona mediocre? Entradas de cine con mis críticas personales, tickets  de conciertos de grupos ahora desconocidos, chicos que me gustaban, noches en vela intentando estudiar, preocupaciones, días inolvidables...Los episodios más divertidos son los de la edad de 16, 17 años. Durante la adolescencia las locuras que se te pasan por la cabeza pueden ser argumento para una comedia televisiva.
Hubo un tiempo en el que pensé que mis hijos podrían leer mis diarios algún día y así conocer mejor a su madre. Pero el universo es muy cabrón y parece que no me va a dejar ser madre en esta vida.
Así que estoy pensando que cualquier día de estos me hago una hoguera con ellos, y bailaré al rededor del fuego  bajo la luna llena para exorcizarme de mi vida pasada.
Y dejaré de existir, solo seré yo, ahora, y en el futuro.

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