Las vacaciones han empezado bien, y continuan mejor aún.
Salimos el viernes directamente del trabajo. Conseguí dejar todo medio explicado y eso ha hecho que me vaya más tranquila.
No se si fue por la emoción, pero el viaje a Zaragoza se nos hizo muy corto. Casi sin darnos cuenta llegamos al hotel Tulip Inn que me recordó a los viejos hoteles de Las Vegas que aparecen en las películas. No estaba mal para pasar una noche, pero se nota que había conocido tiempos mejores.
El hotel estaba en las afueras, y como no queríamos pillar el coche para ir a cenar, acabamos tomando una hamburguesa en un McDonalds abarrotado de gente gritona. Comimos y volvimos. Me di un baño como siempre que hago cuando encuentro una bañera en mi camino, y nos quedamos dormidos viendo “Crimen en el Paraíso”.
Al día siguiente desayunamos en Utebo, siguiendo el camino. Nos dimos cuenta de que estábamos en un mundo distinto al nuestro porque nos pusieron un churro para acompañar el café. Qué rico!
Nos encontramos atasco, pero el paisaje verde y montañoso nos aconpañaba y calmaba.
Llegamos a San Sebastián y el tráfico nos agobió mucho hasta que conseguimos aparcar. Atención! La zona azul es gratuita los sábados! Yo pague igual por idiota.
Comimos en un restaurante con azulejos vintage llamado la Rebotika que tenía poco de Vasco, pero que nos gustó mucho. La especialidad era platos a la brasa y nos comimos unos mejillones con sabor a churrasco que me encantaron.
Después paseamos por la playa de la Concha, vimos por fuera el palacio de Miramar, y soñamos con la vida allí. El paisaje era precioso, aunque lo estropeaba el hormiguero de gente que iba y venía invadiendo el espacio.
No tardamos mucho en seguir camino.
Esta vez si que se Joana hizo un poco pesado, se notaba la operación salida y había atascos y tráfico por todas partes. La autopista era un reguero de coches esquivándose los unos a los otros.
Pero llegamos a la casa de Emma y Jean Pierre sin problemas y Justo a tiempo para la cena.
Emma tiene un don para cocinar, su relación con loan alimentos es tan Harmoniosa que parece que cocine haciendo trucos de Magia. Todo sencillo, todo sano, todo delicioso. Y como ya era tarde, después de cenar nos fuimos a la cama.
Emma y Jean Pierre viven en una casa que está a las afueras de HIersBrouage, un pueblecito en mitad del campo. Tienen una casa preciosa, amplia, minimalista y decorada con mucho gusto. Me encantan los manteles de colores, la cocina perfectamente equipada, las tazas y platos diferentes y estampados. Todo en esta casa respira alegria y paz.
Todas las habitaciones tienen luz, que entra a través del amplio jardín. ¿Cuantos metros? Quien lo sabe, el final se pierde con la vista. Un huerto con tomates y frambuesas, árboles de distintas especies, ranas y flores. Todo rodeado de un maravilloso silencio. Me muero de gusto!
El domingo lo pasamos visitando mercadillos, comiendo mejillones en la playa y paseando bajo el sol. La marea estaba baja, pero poco a poco fue subiendo y nos atrevimos a bañarnos. El agua más fría del mundo! Aunque Bartek insiste que embargo Bretaña estará más fría aún.
Mención especial al murmullo que se escucha en los mercadillos y me la playa. La gente no grita. ¿Por que en España somos tan escandalosos? Que bien se estaba entre gente civilizada...
Cenamos en el jardín. Emma preparó mi tarta preferida de Ruibarbo. JeanPierre nos enseñó un par de Catas de Taychido y hablamos de la vida, del alma de filosofía y de películas d en Ciencia ficción.
Creo que podría vivir así siempre.
Lunes, esta mañana ha llovido, pero solo un momento. Hoy será un día tranquilo y nos dedicaremos a hacer nada. Mañana ya tocará mover el culo.
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