Pues este fin de semana pasado, nos hemos animado a asistir a la X feria de turismo de montaña que tenía lugar en la Serra de Engarceran. Ofrecían acampada libre en el monte, al lado de la piscina, y había puestos de comida ambulante, mercadillo y conciertos.
Me gusta ir de camping, aunque hay muchas cosas que pueden estropear la experiencia, como el infernal calor, las moscas, los vecinos escandalosos y el olor a estiércol que aparecía a oleadas recordándonos a todos que había una granja de cerdos al girar la esquina.
Puntos fuertes: probamos una tapa de chorizos argentinos riquísima. Me compre unas zapatillas de senderismo Salomón que son exactamente lo que andaba buscando y vimos un concierto homenaje a Elvis!
Otro momento memorable del fin de semana fue la excursión a pie por la sierra para visitar unos grabados rupestres en un abrigo de la montaña. Nos acompañaba un guía jovencito, lleno de energía y de historias interesantes que nos contó con entusiasmo la evolución del hombre desde los inicios de los tiempos. Consiguió trasladarnos al pasado y entender muchas cosas de la historia. Fue una excursión fantástica, a pesar de que el camino era costoso y hacia un sol que asesinaba.
En la excursión coincidimos con un señor entrañable de 78 años de les Coves con el que compartimos el camino. Empezamos a « parlar i parlar » y como quien no quiere la cosa, nos acabamos contando la vida.
El hombre venia de una familia de labradores, y no había empezado a estudiar hasta los 9 años. Pero a pesar de eso, se sacó la carrera de magisterio y ganó una plaza de profesor de matemáticas en una escuela de línea de valenciano. Tuvo que pasar por pruebas de idioma que le imponía el sistema ya que a pesar de haber hablado valenciano toda su vida, no tenía un título que lo acreditara. ¡Cosas absurdas de la vida!
Nos contó que cuando se casó con su mujer, se fueron en coche de luna de miel por Europa. Sus familias pusieron el grito en el cielo porque en aquella época parecía muy arriesgado. En Francia le pusieron problemas porque en el pasaporte de ella ponía casada y en el de él, que no se lo había renovado aún, ponía soltero. En Italia se les estropeó el coche, y como era de marca española le dijeron que tardarían semanas en recibir la pieza de repuesto.
Todo esto me lo explicaba el buen hombre utilizando palabrejas y acentos de cada idioma según correspondiese. Un montón de aventuras. Toda una vida!
Le pidieron que escribiera en el periódico de su pueblo, y como no quería hacerlo sobre ningún tema político para que no hubiera enfrentamientos, decidió escribir sobre los molinos. Cada semana un artículo, cada artículo un molino. Y con el tiempo dio conferencias y escribió varios libros sobre el tema. Conseguimos llegar al pueblo de vuelta y nos apuntamos a otra excursión (esta vez en autobús) para ver unas cuevas llenas de estalactitas.
El fin de semana acabó y se quedó todo en un recuerdo lleno de picaduras de mosquito.
Pero hoy me ha vuelto todo a la memoria porque he recibido en el trabajo un Libro de Benjamí Barberá “Molins Fariners d’Aigua de la provincia de CAstello”
Con una desicaroria preciosa que me ha alegrado el día.
Y me he puesto a leerlo y a enseñárselo a mis compañeros que coinciden conmigo en que es una joya.
Voy a usar el libro para dos objetivos: practicar el valenciano, que después de esta excursión le he cogido cariño, y visitar cada pueblo de la provincia en busca de los molinos. Y de cada uno leeré su historia y curiosidades en el libro de Benjamí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta si estas de humor: