domingo, 17 de agosto de 2014

Pequeños recuerdos

Tengo un montón de ideas en la cabeza para escribir entradas en el blog. Todos los días se me ocurren cosas que podrían desarrollarse como excelentes artículos. Pero no tengo tiempo, ni paciencia, ni ganas de dedicarle el tiempo necesario.
Tampoco me parece bien escribir un blog a base de lineas de teletipo,  como las que reciben los periodistas para escribir su historia.
Pero he llegado a la conclusión de que es eso o nada. Así que... ¡Adelante con las mini entradas!

Hace ya tiempo que soy consciente de que cada ser humano tiene un tipo de cerebro. Hay distintas clases de inteligencia y la sociedad ha fallado a la hora de dividir a estos seres humanos para ofrecerles opciones a la hora de desarrollar su inteligencia. A todos nos presionan para ir a la universidad, y si no vas, parece que eres una persona de segunda categoría. Pero no todos estamos hecho para estudiar y asimilar información y datos. Yo desde luego no lo estaba, y he perdido muchos años de mi vida estudiando cosas que no recuerdo. Nada. Cero. Ni un poquito.
Sin embargo, voy por la calle andando y recuerdo perfectamente a mi amigo Isra diciéndome en el verano del 2000: "Fíjate en todas esas alemanas con sandalias de tacón, con el talón completamente endurecido de haber llevado botas todo el invierno"
O recuerdo perfectamente la receta de huevos rellenos de atún que me dió una amiga de mi madre en un viaje a Valladolid cuando tenía 12 años.
O recuerdo esperar un buen rato en la puerta del apartamento de mi primo en el 90 porque me habían invitado a cenar en su casa él y su novia, y al parecer les pillé en mal momento. Yo era jovencita, y no lo entendí en ese momento. Pensaba que se estaban duchando y no oían el timbre. Pero el tener esos recuerdos me permite recapacitar sobre cosas del pasado y solucionar algunos puzzles que se quedan en la cabeza.
Son vivas imágenes, como películas que puedo ver una y otra vez. La mayoría me vienen a la cabeza sin querer, en momentos curiosos y sin conexión alguna. Como si mi cerebro jugara conmigo al escondite. Es bastante entretenido, podrían considerarse pequeños viajes en el tiempo.
Me acuerdo de esas situaciones a la perfección, y por el contrario, todos los días tengo que consultar en google como se escribe "bisagra" o si "a menudo" se escribe junto o separado. No hay manera de que asimile esas cosas que veo y escribo a diario. ¡Benditos autocorrectores!
Hace tiempo que he dejado de sentirme idiota, poco inteligente, o humana de segunda categoría. Se que tengo otro tipo de inteligencia que la sociedad no evalúa, ni puntúa, ni valora abiertamente.
Ojalá en un futuro cercano se pueda considerar la posibilidad de darles a elegir otro tipo de estudios u otro tipo de salidas para potenciar esos cerebros privilegiados con un don especial y diferente. Estoy segura de que habrá trabajos ideales para nosotros, trabajos difíciles de realizar para gente cuyo mayor logro sea asimilar datos inútiles.