La semana que viene hago la mudanza oficialmente. Me voy de alquiler como todo hijo de vecino.
Me molesta la idea de haber pasado 10 años de mi vida montandome un hogar, creando el espacio que me representa, invirtiendo dinero y tiempo en decorarlo para que fuera un museo de recuerdos.
Todo ese esfuerzo para dejarlo finalmente en manos de otra persona e irme a vivir a un piso neutral, diseñado por otro, en el que no puedo modificar nada, ni hay espacio suficiente para mis cosas.
Pero he decidido que tengo que aferrarme menos a las cosas materiales.
Como le decía a mi amiga Elena el otro día: "Voy a quedarme menos en casa y voy a hacer que el mundo sea mi hogar"