Ya se acabó la auditoría. Todo salió a pedir de boca. Valió la pena trabajar tanto la última semana para que todo estuviera bajo control.
Además ha sido un placer volver a ver al Sr. Federico Alonso que es ya una eminencia de AENOR. Es el mejor auditor que hemos tenido nunca. Es capaz de decirte de que mal tienes que morir con una sonrisa en la cara, y entre informe e informe, unas risas y buena conversación.
La auditoría duró de 9 de la mañana a 8 de la noche, y acabé zoombie.
Aunque no había dormido casi la noche anterior, estaba acelerada y no podía parar, así que me fui a celebrarlo con Eze, que solo él me entiende en temas de calidad.
Un kebab y un helado, muchos chistes, karaoke, videos de joven anaconda y algo de música.
¡Que gusto poder dormir tranquila sin tener ninguna clase de estres!
Bueno.... hasta el año que viene, claro.