Me paseo por el camping en bicicleta y miro a la gente con sus perros. No puedo evitar pensar que esos animales de cuatro patas has podido ser humanos en otra vida. Algunos tienen una cara muy triste, como presos en un cuerpo que no les gusta, sin poder hablar y comiendo en el suelo, destinados a orientarse por el olor de las cosas. Algunos lo llevan bien y mueven siempre el rabo. Mi teoría es que aquellos con mala cara acaban de reencarnarse y aun se acuerdan de su alma de hombre.Los que ya son felices con su condición canina es porque se han olvidado de todo. Son entonces ya perros consumados.
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