jueves, 15 de junio de 2017

Preguntando se llega a Roma



Pues se ha muerto mi tía/madrina Tere. La que me puso el mágico nombre de GEMMA.
No ha sido de golpe, sino que ya llevaba mucho tiempo mal. Todo empezó con un accidente de coche. Fue a cruzar la calle cuando salía de la farmacia, por un sitio que no hay paso de peatones, y un coche aparcado dio marcha atrás y la tiró al suelo. Menudo revuelo. Se enteró todo el barrio por los gritos que daba mi tía.
Se partió el fémur por 3 partes distintas, la ingresaron en el hospital y la operaron. 
Pasamos todos unos días malos, sobretodo mis padres, acompañándole en el hospital día y noche. Y mi tía que siempre ha sido una mujer arrogante y victimista, no dejaba de gritar como si todo fuera un drama de culebrón argentino. Todos conocemos como era mi tía, pero verla actuar en plena crisis nos sacaba de nuestras casillas.
Cuando le dieron el alta, estaba muy animada, y empezaba a andar. Comía y hablaba con normalidad. Pero algo sucedió, algo inexplicable, impredecible que nos cogió a todos por sorpresa.
De repente mi tía se volvió loca. Dejó de querer levantarse y de hablar, se negaba a comer y a beber, se inventaba historias sobre las cuidadoras, explicando entre lágrimas que la maltrataban, mintiéndonos continuamente sobre la comida. Empezó a insultar a todo el mundo, a mirar mal a la gente y hacer gestos feos. Estábamos toda la familia avergonzada. Yo, personalmente no quería ver eso, nadie quería verlo.Y mi madre sufría mucho por ella, y los demás sufríamos por mi madre.
Sus sobrinos no íbamos casi a visitarla, y las 3 o 4 veces que fuimos, fue por obligación. Con lo egoísta que había sido en su vida, no creíamos que se lo mereciera.
En cualquier caso, estábamos al día de su situación y llamábamos para estar informados, porque a pesar de todo la queríamos, porque toda la vida había estado cerca, y porque sabíamos que su forma de ser era innata en ella, nacida así de arrogante bajo el signo de LEO. Totalmente ajena al resto del mundo, perdida en su ombligo sin ser consciente de lo ridículo de su actitud. Algunos Leo son así, egocéntricos pero inocentes. No entienden de compartir ni del bien común. Pero no se lo puedes echar en cara porque no son capaces de descifrar esos términos. Conozco a 3 Leos que parecen cortados por el mismo patrón. No se les puede hacer entrar en razón. Son como niños ciegos.

Pero en fin, dejémonos de Astrología. Mi tía/madrina se ha muerto. El último día que la vi, como un esqueleto en la cama porque a pesar de que le habían puesto un tubo en el estómago para alimentarla no parecía digerir bien los alimentos, me dijo: "Luci, coger cada uno una maleta y ya está. Yo me muero" Y así escribió su testamento.
Con lo testaruda que era mi tía, yo pensaba que duraría mucho tiempo más. Pero pocos días después, por sorpresa, mi padre nos mandó un mensaje al grupo de chat de la familia para informarnos de que se había ido. Y ya está, se acabó la historia. Hubo un funeral, vino gente al tanatorio a presentar sus condolencias, casi todos amigos de mis padres. Ella estaba en el ataud, con su cara de mala leche, parecía que de un momento a otro se iba a levantar a insultarnos. Si se entera de que le han enterrado con esos pelos de bruja... con lo guapa que iba ella siempre con su permanente y sus mechas plateadas..
Antes de llevarla al crematorio nos despedimos con un beso (que fría estaba) y lloramos todos.

Ya está. Mi tía/madrina se ha marchado para siempre. Y aunque no era una persona muy amigable y siempre se quejaba de todo como la reina de Saba, le teníamos cariño. Y cuando era pequeña recuerdo que mi madrina Teresa era una de mis personas favoritas, porque me quería mucho y me llevaba de paseo, y me traía regalos de Menorca. Ella me regaló mi primera mochila, que para mi fue uno de los icónos de mi infancia.
Y recuerdo su maleta roja, grande, de piel que traía llena de ropa, y de la que siempre sacaba un regalo para mi.
Y me gustaría que todas esas personas que conocieron a mi tía, la altiva, la antipática, la grosera... pudieran imaginarse a esa mujer a los 50 años, con una larga melena rubia, llevando de la mano a su ahijada por las calles de Castellón diciéndole: "Pues estamos perdidas, hija, pero no te preocupes que preguntando se llega a Roma"