martes, 23 de septiembre de 2014

Otoño y Budismo

Sentada en mi mesa de oficina, escucho como cae el agua. Acaba de empezar a llover. Los techos de mi edificio son de cristal, y las gotas de agua golpena con fuerza y parece que estemos dentro de una lata.
El otoño nos abraza con fuerza, ¡Cuánto tiempo! ¡Me alegro de verte!
Dentro de poco el reloj de mi coche volverá a estar en hora.
Esta semana es la feria de Cersalles en Italia, y el 75% del personal de exportación está allí.
Nos hemos quedado en el barco 4 gatos y navegamos a trompicones entre tormentas de pedidos y llamadas de clientes que quieren consultar cosas tontas como cuantas piezas van por caja.
Lo bueno de todo esto es que el ambiente que se respira es muy relajado, y a medio día la comida es mucho mas calmada. Hoy he comido mi tapper con Lucy, una compañera brasileña que tiene mucho encanto.
Yo sabía que es budista, y aprovechando la soledad del comedor, le he interrogado sobre su filosofía.
Me ha sorprendido mucho. Siempre me había parecido una religión muy positiva, nada parecido a nuestro Jesucristo con toda su retahíla de muertes. Me explicó que los budistas creen en el renacimiento (que no en la reencarnación), que la vida es eterna, y que uno mismo decide donde quiere volver a nacer, rodeado de que gente, en que ambiente, en el circulo propicio para poder aprender lo que nos hace falta. Y uno va evolucionando y creándose un karma que seguirá desarrollándose, vida tras vida hasta que llegue a la sabiduría total.
Pero eso no es lo mas importante- me dijo - los budistas creen en el renacimiento pero no se pasan la vida pensando en ello. Nosotros vivimos esta vida presente centrados en ella sin pensar ni en las vidas futuras ni en las pasadas. La vida se compone de decisiones, y cuando tomas una, el universo se confabula para que puedas llegar a tu meta. Depende de ti que tomes los pasos adecuados para utilizar esa energía universal a tu favor. Y si te equivocas, siempre se puede volver a empezar. No tienes que arrepentirte de las decisiones pasadas, porque en ese momento pensabas que ese era el camino, y en ese momento eso era lo correcto y si volvieras atrás sería justo que volvieras a tomar esa decisión. No sufras por los errores. Vuelve a empezar, rehaz tu camino. Porque tú vida es tuya, tu eres la dueña y solo tú puedes decidir lo que quieres hacer con ella. Siempre adelante, en busca de la paz interior.
Y después de esta conversación, me siento un poco mejor conmigo misma. Porque mis decisiones son mías porque yo soy dueña de ellas y de sus consecuencias, y mientras tenga eso claro, no tengo que darle cuentas a nadie.